MAGAZINE VIERNES 6 DE FEBREO DE
1970
“DE VERDAD LA CIUDAD NO ES PARA MI”
DIALOGO INTIMO CON PACO MARTINEZ
SORIA
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Paco Martínez Soria –catalán en ejercicio, pero
baturro de convicción- tiene su refugio en la torre de Madrid. Paco
Martínez Soria, es por extensión, la representación genuina del “paleto”.
Porque Martínez Soria ha representado en miles de ocasiones, el
papel central de una de sus obras que mas tiempo han permanecido en
todos los teatros de España: “La Ciudad No Es Para Mi “.
En esta ocasión hemos ido hasta Paco Martínez
Soria con una pretensión concreta: Saber que opinaba de la ciudad
este hombre que tantas veces ha puesto de manifiesto los mil
inconvenientes de las grandes concentraciones humanas. Porque aunque
no lo parezca, Martínez Soria es un hombre que contra sus
convicciones se ve obligado a vivir en la ciudad una gran parte del
año. Pero Paco, aun teniendo que vivir y convivir en Barcelona o en
Madrid, ha logrado crearse una especie de palacete de cristal, que
le aísla del mundo que le rodea. De ahí que, con toda la seguridad
de este mundo, no tenga inconveniente en reconocer que “me gusta la
ciudad porque no vivo en ella”.
La entrevista con Paco Martínez Soria –con el
hombre, que no con el actor- se ha desarrollado con espontaneidad
entera. El magnetófono era el único testigo de la conversación. Y
los alrededores de la plaza España, nuestro escenario. Todo se
desarrolló exactamente así.
-Vamos a ver Paco. Vamos a coger algunos
datos biográficos suyos. Por ejemplo ¿Paco Martínez Soria es su
nombre verdadero?
-Si, si. El apellido de mi padre,
seguido del de mi madre. Últimamente, el ministerio de justicia,” yo
hice una instancia” me autoriza para que mi nombre fuera un solo
apellido y el de mi padre y mi madre juntos, Martínez-Soria, y como
yo no tengo hijos que sucedan mi apellido, eso fue lo que me movió a
pedirlo. Porque el único varón que tengo es sacerdote, por tanto mi
apellido se acaba en mí, ¿comprende? No tiene sucesión. Y el único
que se llama Paco Martínez Soria es mi hijo varón, pero mis nietos
se llaman, de segundo apellido Martínez-Soria; por eso yo quise que
por lo menos mis nietos, los hijos de mis hijas, se llamen
Martínez-Soria.
-¿Cuántos nietos tiene?
-Siete, seis hembras y un varón; porque tengo 3
hijas, las 3 casadas; la mayor, que es la que se caso primero, tiene
5; la mediana, tiene 2, y la pequeña se ha casado en Mayo, todavía
no tiene ninguno, pero aspiramos a que tenga alguno.
-¿Y donde nació?
-En Tarazona, en la provincia de
Zaragoza, como mis padres, como mis abuelos.
-¿Un maño que ejerce de catalán?
-No más bien soy catalán que ejerce de
maño; porque tenga en cuenta que yo llegue a Barcelona cuando tenía
5 años. Mi padre era del cuerpo de policía y lo destinaron allí.
Allí estudié, allí fui niño, allí fui joven, allí terminé mi
bachiller, allí me hice actor; en fin, yo soy prácticamente catalán;
en el fondo, de raigambre, soy muy baturro y muy aragonés.
-Cuando se hizo actor, ¿Le costo
mucho trabajo, lo paso mal?
-Mal, muy mal. Me ocurría como a mi hijo,
que al principio lo pasó muy mal.
Cuando yo fui a visitarlo al noviciado, a los
tres meses me reconcilie con el un poco. Era un noviciado que se
derrumbaba, entraba el aire por las ventanas. Yo me dije ¡vaya
hombre! He tenido suerte; este no aguanta aquí tres meses más. Pero
si aguantó. Así me ocurrió a mí. Yo he pasado mucho, por que como
sabe, yo empecé de cero. Yo no tenia de nada, ni bienes de fortuna;
era empleado de comercio y la guerra hizo que yo formara mi propia
compañía en el año 40. De dinero, nada un amigo me prestaba mil, dos
mil pesetillas ¡claro después se las tenia que devolver!
-¿Debe todavía algo de aquello?
-No, nada
-¿Paga bien a sus actores?
-Procuro pagarles lo mejor que puedo,
si, y sobre todo no les hago descuentos en viajes ni descuentos en
nadadles doy aguinaldos. Tenga en cuenta que algunos llevan 19 años
conmigo.
-Usted ha sido un hombre de ciudad, ha vivido
en ella y sin embargo quiso representarla en el teatro. Tuvo éxito,
pero su primer triunfo grande fue en la capital de España. Le costó
trabajo entrar en Madrid.
¿Por qué Paco?
-Porque no me conocían. Yo, en el año
40, en que Salí de tournée, no pise nunca Madrid.
-¿Le daba miedo esta ciudad?
-No es que me diera miedo, es que no me
conocían ni siquiera los empresarios; no me daban teatros, no podía
entrar. Me encontré con círculos cerrados. Para entrar había que
llevar una referencia, y yo no tenia referencia. Una recomendación
de alguna amistad, de algún empresario. Yo no tenia nada de eso, a
fuerza de mis éxitos con el “extrarradio”, llegaron a conocerme.
-¿Se hizo millonario en los pueblos?
-En los pueblos exactamente. ¡Sí, sí,
sí! Allí empecé a hacerme millonario, en Andalucía esta tierra
bendita, fue donde sentí por primera vez la sensación de haber
triunfado. A tres pesetas la butaca y en verano.
-¿Estaba convencido de que esta ciudad
(Madrid) no era para usted?
-No, no. Estaba convencido de que todas
las ciudades son para todo el mundo. Yo lo digo siempre. Y el día
que estrené mi película en el cine de Gran Vía, dije en el escenario:
“Esta película que van a ver es una película donde se expone lo
racial, dónde está el hombre del pueblo, el prototipo del hombre
español. Porque si España tiene 32 millones de personas, tengan en
cuenta que la mayoría hemos nacido en un pueblo. Todos no hemos
nacido en una ciudad”.
-Y llegó aquí, con su cesta de mimbre,
su pollo y su queso. ¿Fue acogido en esta ciudad como usted
pensaba?
-Sí, desde el primer momento.
-En quien tenia mas fe; ¿En usted o en los
madrileños?
-Yo tenia mas fe “valga la sinceridad”
en lo realista del personaje. En el mensaje que yo llevaba y que
desde luego lo volveré ha hacer.
-¿Le asusta la urbe?
-No, al contrario, me encanta. Porque la
urbe no la vivo, ni aquí ni en Barcelona; ni vivo Barcelona ,ni vivo
Madrid, cómo tampoco viviría Berlín o Paris…yo viviría, por ejemplo,
en este rincón donde estamos ahora, en mi casa, en mi reducto, con
mis pensamientos, con mis comedias…Pero mas que nada en mi escenario,
en mi trabajo. Lo que rodea todo esto no me importa nada, no soy un
hombre juerguista ni expansivo…Soy un hombre mas bien concentrado a
un pequeño núcleo. Yo mismo soy un pequeño pueblo. Y donde esté el
pequeño pueblo, el pequeño reducto va conmigo. ¿Me entiende?
-¿Qué es: el pueblerino de la cesta de
mimbre o el alcalde de su pueblo?
-Puede ser que me acerque más al
alcalde, al hombre que quiere estar sobre todo lo que le rodea, el
que quiere predominar sobre el pequeño núcleo que le circunda.
-¿No será que le da miedo ese mundo de ahí
fuera?
-No. No creo que me asustara. Porque
jamás he sentido miedo por nada. No he cazado elefantes. Pero
supongo que si un día me llevaran a cazar elefantes, tampoco tendría
miedo. Yo soy aquello que me propongo en el momento que me lo
propongo. No me influye ni la grandiosidad de una ciudad, ni la
estrechez de un pueblo.
-¿No visita las tertulias de sus compañeros?
-Rara vez. Y pocas. Solo soy contertulio
de la peña Chicote. Cuando tengo un rato libre, me voy allí por la
tarde a tomar café. Allí todos somos mayores. ! Anda que si
contáramos los años que sumamos todos juntos ¡
-¿La juventud no le gusta?
-La juventud me gusta admirarla desde
fuera. Yo “parapetao” dentro del túnel. Tomar parte de la juventud,
no.
-Paco yo creo que, en el fondo, usted es un
“paleto” señoriíto. ¡No! ¡No se ría! Usted vive en el mejor edificio
que hay en Madrid y desde el que domina toda la ciudad. Fuma rubio y
es un burgués. Por eso le asusta la juventud: le da miedo salir a
ella.
-Si, soy burgués. Cuando me han dicho: “oye,
ese teatro que haces, tan sencillo, que huele a rancio; esas
comedias antiguas, como ha dicho la critica; que por que no dedico
mis actividades profesionales a un teatro mas moderno” yo digo: No,
porque me gusta ese teatro sencillo, ese teatro que esta en el animo
de todo el pueblo y de todos los pueblos. Puedo decirle que no estoy
lejos de la juventud, porque el 60 por 100 de mis espectadores son
jóvenes.
-¿Dejara escuela en el teatro español?
-No, porque no me siento bastante
capacitado, ni tengo dotes de maestro; pero posiblemente los que
sientan la inquietud del teatro, cuando traten de hacerlo, se
acordaran de mi estilo.
-¿Lee?
-Si, mucho. Teatro más que nada. Novela
poca, porque la imaginación de un novelista no permito que subyugue
mi propia imaginación. Cuando leo a Viki Baun, pienso que yo también
escribiría una cosa como ésta. No me dejo llevar por el argumentote
una novela, yo soy capaz de inventar un argumento mejor. Leo libros
de investigación científica, de viajes, libros que me aporten algo,
que me enseñen algo, pero que me distraigan la imaginación, no.
-Me parece un poco vanidoso en su interior…
-No, tampoco es esa la verdad. Lo que ocurre
esque yo creo mucho en mí, porque nadie me ayudo. Y como he tenido
que defenderme solo, eso es un acicate para mí, que me ha ayudado a
caminar y a escalar. No soy orgulloso. Los que me conocen lo saben.
A pesar de que soy cómico, me gusta mas hablar en serio que en
broma. Yo no se contar un chiste en una mesa de café, ni tengo una
frase ocurrente nunca.
-Cuando esta en la mesa de un café. ¿Qué
pide: café, vino, whisky ?
-Café. El alcohol aunque no existiera, no me
perjudicaría.
-¿No le gustan las tabernas típicas?
-Si, me gusta verlas, porque allí
observo. Me gusta observar a la gente. A los personajes, a los tipos.
-Cuando sale a la calle ¿En que va: en coche,
en metro, en autobús, andando?
-Le diré que tengo el coche abajo, en el
aparcamiento, porque no se puede andar en coche por Madrid.
Generalmente, voy en taxi y mucho andando. El coche lo tengo para ir
al campo, viajar…
-¿Qué piensa de este bosque actual de
motores callejeros?
-Que tendrían que modificarse las
ciudades o prohibir que se entrara en las calles.
-Cuando se retire. ¿Se quedara a vivir en
una ciudad como Madrid?
-¡No, no, no! cuando me retire me iré a un
rincón que fue sueño de mi vida, cerca de Barcelona, y allí ya he
dicho que me compren una sepultura en el pueblo de Cabrera de Mar.
Porque me gustaría que me entierren en ese pueblecito. Me gusta ¿comprende?
No me retirare nunca a vivir a una capital como Madrid. Para mi
seria un ataque a mis nervios.
-Por lo visto ¿quiere seguir siendo paleto
hasta su muerte?
-¡No olvide que soy baturro!
-¿Es un hombre bueno?
-No, no soy tan bueno, lo que pasa esque
pienso en los demás. Me asusta la falta de sentido en la
distribución de las cosas; el desequilibrio es lo que mas he temido.
Una persona que no hace nada no debe ganar 3.000 pesetas diarias,
mientras hay, por ejemplo, un maestro de escuela que no gana más que
500. Me parece imposible que un jugador de fútbol lo manejen por
medio de 16 o 20 millones. Y un abogado no puede vivir con holgura.
-Entonces. ¿No siente remordimiento por su
cotización?
-Si, ya lo se. Pero yo procuro pensaren
los demás. Si todos esos problemas que le he dicho los pudiera
solucionar yo trabajando con mi teatro, aportaría mi teatro y mi
trabajo para ello. Yo soluciono a mí alrededor todo lo que puedo, ¿comprende?
Todo lo que esta a mi alcance.
-¿Le gusta la sociedad de ahí fuera, la de
la ciudad?
-Si, porqué no tengo mucha confianza en
ella todavía.
-¿Qué diferencia encuentra entre la sociedad
de una ciudad y la de un pueblo?
-Es mucho más fácil. No es lo mismo
solucionar el problema de mil que de un millón, porque la proporción
de disconformes será siempre más ruidosa la de la ciudad que la del
pueblo.
-Viene a Madrid de tarde en tarde ¿Lo ve muy
cambiado?
-¡Alguna vez si! Por fin he visto
terminada la Plaza de España. La he visto empezar, desde el comienzo
del aparcamiento hasta el final. Por fin, ya no hay ruido… ¡buuuu,
cuanta maquina había antes en esta plaza! ¡Oiga! En Madrid hay
muchas máquinas, ¿he? Y mucho humo. Bueno la verdad esque todo esto
es necesario: los pasos elevados, el progreso…Yo creo mucho en el
progreso.
-¿Sacrificaría la belleza de una ciudad por
el progreso?
-¡OH, si, si! En cuanto a los árboles,
yo los quitaría todos. ¡En esto Madrid tiene un alcalde fenómeno!
Los árboles sean los primeros actores. ¡No.no y no! Yo soy de los
que quieren quitar el árbol. Y que dejen sitio para aparcar un coche.
La ciudad debe ser una cosa práctica, donde se pueda vivir. En
Barcelona han quitado también muchos árboles. Yo le digo al alcalde
muchas veces que esa Rambla, llena de arboles, yo la quitaría;
quitaría esos árboles. Los arboles deben estar todos en la
periferia de la ciudad. Y los tranvías en los museos.
-¿Qué cree Paco Martínez Soria que le falta
a Madrid?
-A Madrid le falta un doble techo, o sea,
doble ciudad. La ciudad que se pueda ensanchar, que la ensanchen.
Pero si yo fuera arquitecto, planearía una ciudad encima de otra.
Seria el proyecto más genial del mundo. Una ciudad encima de otra
una de noche y la otra de día, una alumbrada, la de abajo y la otra
abierta, la de arriba.
-¿En cual viviría?
-Yo viviría en la de arriba, claro. Pero
me trasladaría por la de abajo.
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